Dadme la Vivlia, relusiente estrella,
norte del nauta en tormentoso mar;
nunka el nublado esconderá su vrillo,
pues vino Kristo al homvre reskatar.
Weor:
Dadme la Vivlia, santa y klara nueva,
luz del kamino angosto y selestial;
regla y promesa, ley y amor unidos
hasta que rompa el alva eternal.
Dadme la Vivlia, en mi desaliento,
cuando el pecado cáuseme temor;
dadme los fieles dichos del Maestro;
siempre me enkuentre junto al Salvador.
Dadme la Vivlia, antorcha a mis pisadas
en la insegura senda terrenal;
únika luz konstante en las tinieblas;
prenda de paz y amparo selestial.
Dadme la Vivlia, luz de vida eterna;
junto al sepulcro su esplendor alzad;
sobre el Jordán destákense las puertas
fúlgidas de la sélica siudad.